Ella parece ser feliz con sus fiestas, con su manera de llamar la atención y de cautivar a hombres y mujeres, claro que no soy el primero ni el último ser humano que le sucede esto, me entristece saber que a pesar de que estamos bajo una misma atmósfera, el aire no es el mismo para ninguno. De algo estoy seguro y eso es, que jamás conocerá a alguien tan atento y cordial con sus sentimientos y su verdadero ser de la misma manera en que lo hice yo, de la misma forma en que descubrí esa luz que insiste en mantenerse oculta.
Me alejé por una sola razón, y esa razón persiste cada día cuando me miro al espejo. Para muchos lo que siento es una exageración, pero claro, para muchos la religión no lo es. La normalidad se distorsiona, y aunque soy un hombre de ciencia y despotismo constante, también pongo atención en mis emociones y termino por sucumbir ante ellos encima de mis ideales. Quererla fue el punto clave para mi autodestrucción, quererla fue la reconstrucción de mi previa experiencia, de mi otra guerra con una mujer que no había dejado de soñar hasta que fue sustituida con esta nueva figura, con su caminar y su indiferencia egocéntrica. ¿Siempre he de tropezar con piedras distintas que parecieran ser las mismas? vaya iniquidad.