sábado, 29 de noviembre de 2014

Escritores contra escritos. Tipos de libros

Existen escritos que no están hechos para leerse, tal vez haya escritores que no sepan que lo son, algunos tienen los recursos económicos para publicar cualquier estupidez, otros premanecerán en anonimato con sus palabras nunca escritas y su lucidez. Escribir algo bueno, algo malo, algo pésimo y algo científicamente adecuado es un ejercicio para toda la vida, no veo porque las letras deban estar peleadas con los números, ambos signos son indispensable para el desarrollo del intelecto, no se puede vivir en un mundo sin ambos.

Hay libros de todo tipo: infantiles de aventura, fábulas, de fantasía, hay libros de superación personal, que son como manuales psicológicos de la supervivencia. (Aunque yo diría que son de sobre-vivencia). Hay de drama, de suspenso, crónicas y ficción. Hay sobre poemas, sobre ciencia, filosofía y política. Están los Best-sellers que pueden ser de distintos temas mezclados aunque no necesariamente deben de llevar un mensaje. Están los libros religiosos y los de protesta: Fanatismo al fin. Y entre todo este universo de letras y números, entre todo lo que de la mente verbalizamos para poder expresarlo de forma escrita, estamos nosotros. Mentes dispuestas a apreciar o detestar lo que leemos y logramos (o no) razonar.

Aplauden a los autores clásicos, a los grandes genios de la liteartura: Shakespeare, Oscar Wilde, Cervantes, Dumas. Aprecian a los autores de lo bizarro: Allan Poe, Lovecraft, Sthepen King.
Y se conmocionan con autores fantásticos: Tolkien, J.K. Rowling, George R.R. Martin.
Y ahora tenemos "Fifty Shadows Of Gray", título bastante interesante del cual reservo mis dudas, ya que criticarlo ahora es muy "poser" y aclamarlo es muy "mainstream"

Siglo XXI, ahora todos escribamos sobre lo que queramos, pero esperen. Debe existir un tema ¿no es así? algo que sea de dominio público y a la vez ignorado por la sociedad, debe existir algo que sea un gancho al consumismo y que suene filosófico sin dejar de ser simple, algo como un texto corto que pueda ser plagiado en las redes sociales y publicado como una frase que un docto intelectual alguna vez dijo, aunque no hayamos leído ningún libro de él y nuestra justificación sea: no lo encontré digitalizado, solo físicamente pero como no tengo para comprarlo, quiero descargarlo en pdf, es que los formatos "PDF" son los libros de los pobres.

¡El despertad! ha llegado y el Atalaya ahora se ve más interesante con una página web impresa al inferior y con códigos QR, pero ¡hey! nadie nos ha dicho que el cielo y el infierno no es un producto, sino una abstracción. Una absurda analogía que alguien utilizó para diferenciar el bien del mal de su contexto hace más de dos mil años. Ahora ha quedado obsoleto eso. La vida no tiene un código QR, y los libros que lo tienen proporcionan una información rápida, no el texto completo.

Los e-books mejoraron mucho, pero yo sigo siendo fiel al olor de una página nueva, a dejar separadores entre párrafos para recoger esa idea nuevamente cuando lo crea necesario. En resumen, siento que aunque quiera ser un escritor poeta, mi escritura reflejara mi protesta.











Y ahora un pseudónimo que pocos entenderéis..
Edward Kricchof

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Veinte mil bytes de viaje cibernético

Hace algunos siglos (no muchos en realidad) la humanidad comenzó a interactuar entre si, surgieron grupos sedentarios: la versión uno punto cero de la humanidad; surgieron necesidades y este pequeño conjunto que comenzaba al igual que otros animales a encontrar su lugar en este vasto planeta tuvo la idea de agruparse para sobrevivir. Eran sucios, débiles, tímidos y apenas podían cubrirse del frío. Tuvieron que morir algunos y muchos otros optaron por ocultarse entre las cuevas y recolectar frutas que los demás animales no querían. Así transcurrieron algunos años más, hasta que en uno de aquellos viajes de exploración se encontraron con algo sumamente sofisticado para ellos: "el fuego". Sabe Dios, porque los científicos no, quiénes o cómo fue que aprendieron a dominarlo, a revivirlo y hasta a crearlo, surgieron entonces distinciones entre aquellos que lo conocían y aquellos que no. Podría atreverme a redactar que este fue el primer símbolo de la división de clases: los avanzados homo sapiens contra los neanderthals y hombres de cro-magnon (cromañon). La teoría de Darwin no fue benévola para estos últimos causando su inminente desaparición. El fuego; el verdadero tesoro de la humanidad ¡pamplinas! demasiado sobrevalorado, antes de eso tuvo que existir algo más preciado, que fue una especie de "lenguaje", tuvo que existir una organización para comenzar a juntarse y no fue solo porque sintieran frío o se sintieran solos en el mundo; e incluso después del "fuego" se recurrieron a formas de plasmar la percepción que tenían sobre ello, sobre sus cacerías y sobre el mundo que estaban descubriendo, seguían siendo nómadas, es cierto, pero ya tenían un símbolo de pertenencia, tenían familias, tenían la necesidad de expresarse y dejar un legado en la pintura, en su rudimentaria escultura.

Sucedieron nuevos eslabones históricos que de la mano con la cultura y el pensamiento que tenían fue evolucionando, Mesopotamia (donde comenzó la escritura, según algunos expertos), Babilonia Egipto, Mesoamérica y Grecia: la cuna de la filosofía. Filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles son el trío más popular entre las enseñanzas escolares cuando se imparte esta materia. Aunque no sepamos exactamente qué hicieron y por qué son más importantes que los otros cinco mil griegos que existieron entre ellos. La razón es sencilla: dejaron escritos que autentifican sus existencias; Sócrates no, pero su discípulo Platón fue inspirado por él así que también plasma los méritos de su maestro en sus aclamados "Diálogos de Platón". Aristóteles es famoso por su obra de "La república". Y así podemos enumerar un sin fin de cosas que hicieron, pero que en realidad no sabemos, porque no estuvimos ahí. Creemos saberlo por que lo hemos leído, pero hasta ahí llegamos. Al menos que podamos viajar por el tiempo podremos verlos, escucharlos y corroborar si eran tan inteligentes como creemos o solo eran otros humanos más: versión tres punto cinco.

Los Romanos los conquistaron, y después los romanos fueron conquistados. La Edad Media comenzó. Eso siguen diciendo los libros. Grandes genios surgieron: Da vinci, Nostradamus, San Agustin de Hipona, Santo Tomas de Aquino, etc. Después surgió la ilustración. El punto máximo del pensamiento oral y escrito: La Enciclopedia. La humanidad ahora era versión diez punto uno, punto cuatro.

Las Ciencias Sociales avanzaron tanto como las ciencias exactas. La era científica. Siglo XVIII, XIX y finalmente el siglo XX. La era atómica, la era informática, pero sobre todo la era de la tecnología de información y comunicación. La comunicación fue el parte-aguas de una era que sucedería a este siglo; el siglo XX fue la versión Beta de la humanidad contemporánea, el "snow leopard" de Mac.

Siglo XXI. ¿Steve Jobs? ¿Sadam Husein?  ¿Bill Gates? ¿Mark Zuckerberg? y eso apenas en la primer década. La revolución tecnológica, las películas de ficción hechas realidad. Las premoniciones cumplidas, la comunicación más avanzada y la deshumanización en progreso. El internet facilitó el flujo de información a una velocidad impresionante. Actualmente lo que pasa en Irak es difundido inmediatamente en las redes sociales, se puede enlazar un concierto en la Antártida (Metallica lo logró) y transmitirlo directamente desde Youtube. La NASA usa una plataforma parecida a Whatsapp para recibir informes de sus satélites enviados a las lunas de Júpiter. No cabe duda que el pensamiento, que aquella expresión oral, ahora convertida en emoticonos, que aquella carta convertida en un mensaje de texto con menos de ciento cuarenta caracteres, que aquella cápsula de tiempo enterrada en el jardín ahora transformada en arqueología digital (de páginas web con más de un año de antiguedad) que aquel cassette y aquel invento de Graham Bell, y toda analogía parecida ha sido superada por la nueva era digital. La era de Veinte mil bytes de viaje cibernético...