miércoles, 26 de noviembre de 2014

Veinte mil bytes de viaje cibernético

Hace algunos siglos (no muchos en realidad) la humanidad comenzó a interactuar entre si, surgieron grupos sedentarios: la versión uno punto cero de la humanidad; surgieron necesidades y este pequeño conjunto que comenzaba al igual que otros animales a encontrar su lugar en este vasto planeta tuvo la idea de agruparse para sobrevivir. Eran sucios, débiles, tímidos y apenas podían cubrirse del frío. Tuvieron que morir algunos y muchos otros optaron por ocultarse entre las cuevas y recolectar frutas que los demás animales no querían. Así transcurrieron algunos años más, hasta que en uno de aquellos viajes de exploración se encontraron con algo sumamente sofisticado para ellos: "el fuego". Sabe Dios, porque los científicos no, quiénes o cómo fue que aprendieron a dominarlo, a revivirlo y hasta a crearlo, surgieron entonces distinciones entre aquellos que lo conocían y aquellos que no. Podría atreverme a redactar que este fue el primer símbolo de la división de clases: los avanzados homo sapiens contra los neanderthals y hombres de cro-magnon (cromañon). La teoría de Darwin no fue benévola para estos últimos causando su inminente desaparición. El fuego; el verdadero tesoro de la humanidad ¡pamplinas! demasiado sobrevalorado, antes de eso tuvo que existir algo más preciado, que fue una especie de "lenguaje", tuvo que existir una organización para comenzar a juntarse y no fue solo porque sintieran frío o se sintieran solos en el mundo; e incluso después del "fuego" se recurrieron a formas de plasmar la percepción que tenían sobre ello, sobre sus cacerías y sobre el mundo que estaban descubriendo, seguían siendo nómadas, es cierto, pero ya tenían un símbolo de pertenencia, tenían familias, tenían la necesidad de expresarse y dejar un legado en la pintura, en su rudimentaria escultura.

Sucedieron nuevos eslabones históricos que de la mano con la cultura y el pensamiento que tenían fue evolucionando, Mesopotamia (donde comenzó la escritura, según algunos expertos), Babilonia Egipto, Mesoamérica y Grecia: la cuna de la filosofía. Filósofos como Sócrates, Platón y Aristóteles son el trío más popular entre las enseñanzas escolares cuando se imparte esta materia. Aunque no sepamos exactamente qué hicieron y por qué son más importantes que los otros cinco mil griegos que existieron entre ellos. La razón es sencilla: dejaron escritos que autentifican sus existencias; Sócrates no, pero su discípulo Platón fue inspirado por él así que también plasma los méritos de su maestro en sus aclamados "Diálogos de Platón". Aristóteles es famoso por su obra de "La república". Y así podemos enumerar un sin fin de cosas que hicieron, pero que en realidad no sabemos, porque no estuvimos ahí. Creemos saberlo por que lo hemos leído, pero hasta ahí llegamos. Al menos que podamos viajar por el tiempo podremos verlos, escucharlos y corroborar si eran tan inteligentes como creemos o solo eran otros humanos más: versión tres punto cinco.

Los Romanos los conquistaron, y después los romanos fueron conquistados. La Edad Media comenzó. Eso siguen diciendo los libros. Grandes genios surgieron: Da vinci, Nostradamus, San Agustin de Hipona, Santo Tomas de Aquino, etc. Después surgió la ilustración. El punto máximo del pensamiento oral y escrito: La Enciclopedia. La humanidad ahora era versión diez punto uno, punto cuatro.

Las Ciencias Sociales avanzaron tanto como las ciencias exactas. La era científica. Siglo XVIII, XIX y finalmente el siglo XX. La era atómica, la era informática, pero sobre todo la era de la tecnología de información y comunicación. La comunicación fue el parte-aguas de una era que sucedería a este siglo; el siglo XX fue la versión Beta de la humanidad contemporánea, el "snow leopard" de Mac.

Siglo XXI. ¿Steve Jobs? ¿Sadam Husein?  ¿Bill Gates? ¿Mark Zuckerberg? y eso apenas en la primer década. La revolución tecnológica, las películas de ficción hechas realidad. Las premoniciones cumplidas, la comunicación más avanzada y la deshumanización en progreso. El internet facilitó el flujo de información a una velocidad impresionante. Actualmente lo que pasa en Irak es difundido inmediatamente en las redes sociales, se puede enlazar un concierto en la Antártida (Metallica lo logró) y transmitirlo directamente desde Youtube. La NASA usa una plataforma parecida a Whatsapp para recibir informes de sus satélites enviados a las lunas de Júpiter. No cabe duda que el pensamiento, que aquella expresión oral, ahora convertida en emoticonos, que aquella carta convertida en un mensaje de texto con menos de ciento cuarenta caracteres, que aquella cápsula de tiempo enterrada en el jardín ahora transformada en arqueología digital (de páginas web con más de un año de antiguedad) que aquel cassette y aquel invento de Graham Bell, y toda analogía parecida ha sido superada por la nueva era digital. La era de Veinte mil bytes de viaje cibernético...





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